Rito y Mística de las MMA

Las MMA buscan ser una representación moderna de los combates que se practicaban entre los griegos con el Pankratius, y los romanos con las luchas de gladiadores. Por ello, el objetivo de este apartado es definir cada una de las etapas del combate de MMA pero como un producto mitológico en el que los signos y representaciones jueguen un papel fundamental en la caracterización del deporte como un hecho ritual y místico.

EL PELEADOR COMO ARTISTA MARCIAL

Las cualidades fundamentales que debe tener un competidor de MMA, más allá de su entrenamiento físico, es el de tener espíritu marcial, honor, humildad, disciplina, constancia, entre otras habilidades que le brindarán un equilibrio interno y mejores resultados en el combate. Alcanzar la iluminación implica una preparación mental y espiritual a un nivel más alto, implica desprenderse de sus hábitos diarios (trabajo, alimentación, rutina diaria) y entrar en un estado de absoluta concentración al momento de ingresar al gimnasio o centro de entrenamiento. La parte mística y mental es muy importante de un peleador, ya que si su espíritu está tranquilo y con la mente enfocada, es mucho más fácil sortear los obstáculos que se le presentan en el camino como el miedo y la frustración.

EL ROL DEL COACH

Para todos los deportes, el rol del coach es fundamental en la preparación del peleador, no solo es el preparador físico, se convierte en el guía espiritual y figura paterna en el proceso. Se asemeja a un gurú que con sus conocimientos y experiencia en el arte del combate, es un intermediario entre el peleador y el entorno místico del arte marcial. Mediante estrategias de coaching deportivo y entrenamiento físico y mental, el coach diseña una estrategia de combate mediante el reconocimiento de su peleador como individuo sin limitantes, como un ser humano con la capacidad de superarse a sí mismo. Previo a la lucha, es su acompañante en todo el proceso, desde la preparación en camerino hasta que la pelea termina, acabando una etapa y arrancando otra mucho más dura y exigente en lo físico, mental y espiritual.

PREVIO AL COMBATE

Minutos previos al combate, el guerrero, inmutado por la algarabía del público, mantiene una concentración elevada, como si su mente estuviera en otro plano existencial, fuera de cualquier elemento o distracción, su espíritu inquebrantable se articula con su mente y se prepara literalmente para una guerra sin control, serán 3 minutos encerrado en una jaula frente a un rival que busca también la victoria sobre todo lo demás.

Otro de los aspectos interesantes en este deporte, al igual que en el boxeo, es la utilización de la música antes de entrar al escenario. La música para un peleador es una carta de presentación, es su grito de guerra, aporta personalidad y habla de su ser, independiente del género que se utilice aunque es muy frecuente escuchar géneros cono el rap, el hip hop y el rock puesto que son representaciones de la calle, del origen humilde del peleador, y en gran parte, es su himno intimidatorio e inspirador que lo conecta solo consigo mismo y lo ayuda a fortalecer su espíritu.

Antes de ingresar al octágono, uno de los referis aplica vaselina al oponente con el fin de que los golpes no hagan fricción con el cuerpo y el impacto no sea tan severo, representa un último respiro previo a entrar a la jaula, es la línea que separa al coach de su pupilo, su lucha es en solitario e incluso contra sí mismo y con su dios, representa alcanzar esa perfección y cercanía con su creador.

Al momento de ingresar a la jaula, el peleador en señal de respeto se arrodilla, toca con su mano la superficie y eleva una última plegaria al cielo, agradeciendo por tener la oportunidad magnánime de demostrarse a sí mismo y a los demás su valor, honor y hombría, la victoria es una alternativa que no se negocia, es ir con todo su poder y fuerza interna y externa contra lo que se interpone entre él y la gloria infinita de ganar.

En muchas prácticas de MMA, en especial cuando el peleador es practicante de Muay Thai, se realiza previo al encuentro un baile preparatorio ritual llamado Wai Khru Ram Muay, el cual puede traducirse como “un clásico baile de guerra para mostrar respeto ante el maestro”.

La ceremonia se divide en dos partes y va acompañada con música tradicional, en su conjunto, el Wai Krhu se entiende como una forma de prestar respeto a tus entrenadores, gimnasio, compañeros y familia, además de mostrar la delicadeza y elegancia en el control de la mente y cuerpo del luchador.

Al entrar a la jaula, ambos luchadores dan 3 vueltas al ring en el sentido contrario a las manecillas del reloj antes de inclinarse y arrodillarse 3 veces para mostrar respeto a Dios y al hombre; la inclinación ante Buda se lleva a cabo para solicitar protección para él, su oponente y disfrutar de un combate honorable. La segunda parte está compuesta por Rad Muay, momento donde se adquiere la fuerza espiritual necesaria para afrontar la pelea, en esta ocasión, el luchador realiza varios movimientos para demostrar al público su estilo y control.

LA PELEA

Como lo explicamos en el parágrafo 3 de este proyecto, los combates de MMA se realizan en una superficie octagonal cercada por una jaula de acero, esto para evitar las caídas que se pueden presentar en un ring convencional. Pero más allá de su funcionalidad, la connotación de la jaula es la del espacio donde los gladiadores se enfrentan con una limitante de espacio pero sin interrumpir el combate por factores externos. No hay otro espacio en el que los peleadores puedan exponer su armamento corporal, su fortaleza, sus agallas y su valor, la expresividad del público solo es solo un susurro imperceptible y el único objetivo aquí es derrotar a su rival sea como sea.

Antes de arrancar, el juez explica las reglas y en señal de respeto, nuestros gladiadores unen sus puños y se alejan uno del otro, como si de dos animales se tratara, agarrados de la jaula a punto de ser soltados esperan la señal del juez para arrancar con el combate, el cual dura tres o cinco rounds y cada round es de 3 minutos.

Durante el combate, los combatientes se encuentran en un plano corporal limitado por una jaula, se tienen frente a frente encarnizando una batalla con todo lo que tienen, mientras tanto, el público, en una actitud morbosa y deseosa de excibición y adrenalina, viven cada minuto con la emoción de poder presenciar algo fuera de lo común, no solo un espectáculo entretenido y distractivo de la cotidianidad, es un instante en el que el espectador anhela ser el luchador de manera simbólica, su euforia lo lleva a que sea un incitador morboso hacia la violencia y la adrenalina que él mismo no es capaz de experimentar en un combate de estas características. El público entonces no es un observador pasivo, es un vigilante y un incitador por naturaleza.

EL FINAL

La campana ha sonado, se da el fin del combate, ambos contendientes caen exhaustos, la emoción del público está al límite y el juez está a punto de dar un veredicto. En la gran mayoría de las situaciones hay un ganador y un perdedor, rara vez hay un empate. Sin importar quien haya ganado o perdido la contienda, existirá un profundo respeto entre adversarios, la adrenalina baja y cada peleador se mira entre sí como iguales, como guerreros victoriosos en una lucha encarnizada, una lucha en la que el valor no se mide en victorias o derrotas, se mide en cúanto han dado en el octágono, la sangre es su marca de guerra, la ovación del público es su aliciente, el abrazo de su coach es el reencuentro con su humanidad y el mayor premio es el de quedar en pie y demostrar su valor ante el público y a sí mismo, ya después ese momento de gloria queda en un rincón de su memoria como un ladrillo más, pero mayores retos ñlegarán y un nuevo encuentro se dará, dando lugar a un ciclo de preparación y lucha interminables.

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